
Hoy he decidido abrirte,
dejarte al descubierto
ver todas tus páginas en blanco.
Quiero deslizarte mi fina pluma azul
y dibujarte infinidad de palabras
que compongan historias desbordantes.
Pero antes voy a leer tu vacío,
una y otra vez,
hasta memorizar el blanco de tus hojas.
Voy a olerte hasta borrar tu aroma a biblioteca,
a respirar las letras que en ti no hay escritas
para no sentir el frío invierno
de los poetas que solo buscaban una rima.
Voy a acariciarte con mi escrito,
hasta hacer gemir a tus ásperas páginas,
y acertaré, desde la primera hasta la última
donde no he puesto un final feliz
sino el que tú y yo necesitamos.
Texto: Álvaro Arrans
Imagen: Jonathan Kim
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Publicado por arransalmansa
Mis padres quisieron llamarme Álvaro, como uno de ellos. Cuando llegué llovía y hacía frío. Hay meses de octubre en los que el verano no se hace tardío. Podría decirse que en 1998 huyó de mí poco antes de que anclara.
Crecí en Sevilla hasta los seis años de edad, momento en el que me desplacé con mi madre y mi hermana a Córdoba. Allí he crecido junto a ellas. Junto a ellas, junto a mi Nikon, junto a grandes amigos que no he considerado una segunda familia sino parte de la primera, junto a un lápiz y un papel, junto a vagones, miles de vagones y, lo más importante, junto a millones de notas musicales que mi madre dejaba escapar entre su arco y las cuerdas de su violín.
Ahora estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos y vierto aquí mis pequeñas reflexiones y desahogos sentimentales.
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