
Que no hay vida, que no hay cariño,
sintiendo en los rincones de cualquier habitación.
Que no hay amor entre susurros,
ni odio en un gemido,
ni temor en la expresión.
Que no hay plausibilidad en el ardor,
no hay manos que enfrentar
o sonrisas que cruzar.
Miradas que alimentar.
Que no hay afecto, que es ficción.
El cuento que contaron
quizá nunca existió.
No hay beso sin traición
o mimo sin falsía
sino sexo sin cariño
hasta la muy temida
nefasta decepción.
Texto: Álvaro Arrans
Imagen: Daniel Horacio Agostini
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Publicado por arransalmansa
Mis padres quisieron llamarme Álvaro, como uno de ellos. Cuando llegué llovía y hacía frío. Hay meses de octubre en los que el verano no se hace tardío. Podría decirse que en 1998 huyó de mí poco antes de que anclara.
Crecí en Sevilla hasta los seis años de edad, momento en el que me desplacé con mi madre y mi hermana a Córdoba. Allí he crecido junto a ellas. Junto a ellas, junto a mi Nikon, junto a grandes amigos que no he considerado una segunda familia sino parte de la primera, junto a un lápiz y un papel, junto a vagones, miles de vagones y, lo más importante, junto a millones de notas musicales que mi madre dejaba escapar entre su arco y las cuerdas de su violín.
Ahora estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos y vierto aquí mis pequeñas reflexiones y desahogos sentimentales.
Ver todas las entradas de arransalmansa